miércoles, 22 de septiembre de 2010

Karla Lorena Andrade Rubio, Doctorado en Sociología, ICSyH - BUAP

Exclusión social e inmigración: los pizcadores de naranja en Tamaulipas


Introducción:

La propia naturaleza de la actividad agraria, caracterizada por la estacionalidad de las necesidades de trabajo, hace que muchos jornaleros se vean obligados a seguir los ciclos de cultivo a lo largo de diferentes puntos del país, para así poder completar unas rentas mínimas a lo largo del año. En este sentido, es especialmente crítica la situación de los trabajadores migratorios empleados en la agricultura (Reyes Osorio et al, 1974: 426, Pérez Monterosas, 2001).

Dentro del contexto nacional, en las zonas agropecuarias de atracción de mano de obra, la situación socio-laboral de los trabajadores asalariados de la agricultura se caracteriza por: jornadas laborales extenuantes, una temprana incorporación de los niños al mercado laboral, salarios bajos, hacinamiento en infraviviendas construidas con materiales de desecho y carentes de iluminación, ventilación, agua potable o drenaje, servicios médicos limitados, desnutrición, periodos alternos de subempleo y sobretrabajo, exposición permanente a sustancias agroquímicas de alto riesgo para la salud, etc. (Guerra Ochoa, 1996; Arroyo Sepúlveda, 2001; SEDESOL, 2001; Morett Sánchez y Cosío Ruiz, 2004). Por otra parte, el carácter eventual de la situación laboral de los jornaleros agrícolas los margina de las prestaciones mínimas establecidas por la ley del trabajo (Guerra Ochoa, 1996: 148).


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