martes, 30 de julio de 2013

Sergio Palencia. Maestría en Sociología, ICSyH-BUAP

Conformación estatal y lucha comunitaria en Guatemala.
Tres momentos históricos


Introducción General:
rastreando el horizonte

Toda ausencia es atroz
y, sin embargo, habita como un hueco que viene de los
muertos,
de las blancas raíces del pasado.
¿Hacia dónde volverse?;
¿hacia Dios, el ausente del mundo de los hombres?;
¿hacia ellos, que lo han interpretado hasta vaciarlo?
¿Hacia dónde volverse que no revele el hueco,
el vacío insondable de la ausencia?
Hacia ellos, los muertos, que guardan la memoria
y saben que no estamos contentos en un mundo
interpretado.

El sobreviviente, de Javier Sicilia (2009: 59)

Para la década de 1970 se experimentaba en Guatemala una profunda crisis social. La represión estatal pasaba a generalizarse del Oriente al Altiplano y Costa Sur del país, mientras que las organizaciones sociales intensificaban su demanda de transformaciones de fondo. Las condiciones para un estallido social que amenazara con derrocar el Estado y la agroproducción estaban más que presentes. Ante este peligro, resentido regionalmente sobre todo en Nicaragua y El Salvador, el Estado y las clases dominantes en Guatemala se propusieron atacar cualquier intento de subversión del orden. No era cualquier Estado el que estaba preparándose para la defensa de su statu quo, sino aquel surgido del movimiento anticomunista-finquero que había derrocado a Árbenz en 1954 con la orquestación estadounidense. Fundado con el terror a la revuelta social, el Estado contrarrevolucionario llevaba en sí la práctica y pensamiento de subyugación finquera, apoyada desde la racionalización estatal fomentada, principalmente, por el gobierno de Estados Unidos. Frente a ellos, no obstante, se estaba abriendo un movimiento nuevo y diverso en Guatemala pero que, en su constitución, llevaba rasgos sociales de su rebeldía histórica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario